Minuto a minuto, se llenan las horas, día a día las semanas y mes a mes los años y con ellos hemos llegado a los 50 años haciendo Parroquia.

Con la gente del barrio que hemos nacido aquí y las personas que lo han hecho suyo con su sacrificio y entrega a los demás, como las Hermanas Carmelitas  que llegaron al barrio sin nada en lo material pero con las manos llenas de amor para repartir y dispuestas para ayudar a cualquier hora del día o de la noche.

Y llegaron los Salesianos a nuestra parroquia, han sido casi 30 años en los cuales han dejado huella, dándonos a conocer un estilo diferente enseñándonos a vivir en comunidad. Comunidad que ha ido creciendo y conociéndonos cuando tímidamente los padres venían a catequesis familiar y dejaban a sus hijos en la catequesis para que crecieran en su fe.

Catequistas que, gracias a sus hijos, se han encontrado nuevamente con Jesús y han retomado un compromiso más fuerte con el Padre.

Todas las personas de A.D.M.A. que se reúnen para hacer sus labores desinteresadamente y donarlas para la tómbola, siempre recordando la presencia de MARÍA entre nosotros, con el rosario y las novenas.

Los niños con sus juegos en el Oratorio  y los jóvenes del Centro Juvenil que, gracias a los salesianos, aprendieron el mensaje de Don Bosco y con él seguir a Jesús.

No por llegar más tarde al barrio, menos importantes, los religiosos Pavonianos que con su discreción y buen hacer son ya parte de esta familia.

Cada uno de nosotros somos esos ladrillos que forman la Iglesia y, cada minuto y tiempo que pasamos juntos, formamos la gran familia que es nuestra comunidad.

Con la ayuda siempre y la fuerza que nos da el alimento, el pan y el vino que ahora te ofrecemos, que serán Tu Cuerpo y Sangre  Señor.